¿Protagonista o víctima?

Tuesday, 05 de May, 10:38 horas - Por Carolina Böke Haye


Hola. A menudo hago esta pregunta: “¿Eres feliz?”. Muchos se toman su tiempo, inhalan profundamente y al exhalar responden, “podría ser más feliz”, “me siento contento con lo que tengo, pero no sé si soy feliz”, “creo que sí, aunque me ha tocado una vida difícil”. Estas y otras respuestas me hacen reflexionar si sabemos lo que es realmente la felicidad y qué hacer para experimentarla.

 

Algunos piensan que la felicidad es un concepto, que es karma, o que disfrutar la vida es una forma de ser agradecidos, de pensar o de actuar. Antes de profundizar, siento necesario mencionar a dos autores reconocidos mundialmente que han revolucionado la psicología positiva con sus investigaciones y obras. Sonja Lyubomirsky es una; en su libro La ciencia de la Felicidad define a la felicidad como “la experiencia de alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena”. Entonces, según la autora, si siento que mi vida es buena, vale la pena vivirla y además me siento bien, soy feliz. En esta definición, la felicidad no se busca afuera, sino adentro de uno mismo. Y para conseguir una felicidad duradera hay que introducir algunos cambios permanentes que requieren esfuerzo y dedicación todos los días de tu vida. Lyubomirsky propone que existen tres factores que determinan la felicidad:

 

• Genética: influye un 50 por ciento en nuestra felicidad, y es un factor en el que no tenemos nada que hacer. Es con lo que venimos “pre-programados”.

• Circunstancias: tiene un 10 por ciento de incidencia sobre la felicidad. Es todo lo referido a bienes, barrio donde vivimos, familia, estado civil, dinero, salud, etcétera. Es lo imprevisible y puede cambiar de un minuto a otro sin que nos demos cuenta.

• Actividad deliberada: es un 40 por ciento influyente, y se refiere a nuestros modelos mentales, gestión emocional y comportamientos personales. Es decir, es donde podemos generar más cambios para ser felices, depende directamente de nosotros, de nadie más.

 

Algunas personas piensan que la felicidad depende de las circunstancias, pero esta investigación observa lo contrario. Aunque nos falte salud, dinero u otro, el cómo vivamos eso definirá nuestra felicidad. Hay quienes tienen muy poco y aun así son muy felices. El otro autor es el psicólogo Martin Seligman, quien, con su obra La vida que florece, introdujo grandes cambios en la psicología positiva. En este libro, Seligman se da cuenta que el núcleo en cuestión para la psicología positiva, más que la felicidad, es el bienestar. Y que el patrón de oro para medir el bienestar es el crecimiento personal y la búsqueda de cómo aumentarlo. En su teoría del bienestar, Seligman explica que éste se compone de cinco elementos a los llamó PERMA: P = positive emotion – emoción positiva E = engagement – compromiso, entrega, interés R = relationships – relaciones positivas M = meaning, purpose – sentido, propósito A = achievement – logros La emoción positiva se enfoca a lo relacionado con la vida placentera; dónde encuentro gozo y disfruto, es aquello que aporta a mi bienestar. La entrega tiene que ver con cuánto me entrego a lo que estoy haciendo, es esa sensación de que "el tiempo pasó volando y no me di cuenta", es cuando estamos completamente absortos con una actividad y perdemos la conciencia de nosotros mismos. El tema de las relaciones se refiere a los demás. Hay muy pocas cosas positivas que sean en solitario. Seligman menciona que "hacer un favor produce el aumento de bienestar momentáneo más fiable de todos los ejercicios que hemos probado".

 

Son los vínculos que voy creando con otros. El sentido es cuando yo pertenezco y estoy al servicio de algo que considero más importante que a mí mismo. Es el contacto con otras personas y las relaciones que otorgan significado y sentido a la vida. Habla de lo trascendental. Los logros son todo lo relacionado a la “vida conseguida”, un enfoque dedicado al logro por su valor intrínseco en su forma ampliada. El autor menciona que las personas que llevan una “vida conseguida”, suelen estar absortas en lo que hacen, buscan placer con avidez y sienten emoción positiva (por efímera que sea) cuando ganan, y si es posible, que ganen por un objetivo de mayor calado. Cada quien tiene su forma de vivir la vida, de trabajar y de formar vínculos con otros, ahora la pregunta es, ¿qué espacios me doy para disfrutar eso que estoy haciendo? Hay quienes piden tener más tiempo, lo interesante es que todos tenemos las mismas 24 horas en un día, ni más ni menos, y cómo gestionemos ese tiempo nos ayudará a responder la pregunta del inicio: ¿cuán feliz soy? Si la respuesta tiene que ver con una búsqueda interior, entonces, ¿qué tengo que hacer para potenciar ese bienestar en mi vida?, ¿cuál es el primer paso en la búsqueda interior? El primer paso -según lo que me ha tocado trabajar conmigo y con otros-, tiene que ver con el empoderamiento que, en palabras sencillas, es generar acciones para retornar el poder que le he dado a otras personas o situaciones, a mí mismo y así comenzar a gestionar la vida que deseo vivir. En pocas palabras es hacerse cargo desde el protagonismo y dejar de vivir como una víctima –tema muy recurrente en las sesiones de coaching que tengo con mis clientes y también en los talleres que facilito para equipos de trabajo de diversas áreas.

Tendemos a culpar a otros por nuestros errores y por nuestros disgustos y nos quejamos de que el mundo está tan alterado, que no podemos hacer nada para cambiarlo. ¡Y es aquí, frente a una situación desafiante, que cada protagonista elige cómo actuar! Reconoce sus errores (si es que los hay), aprende y desarrolla estrategias para enfrentar los posibles escenarios en un futuro, es decir, ejerce cambios. Por el contrario, la víctima reacciona, esconde sus errores, se resiste al cambio, ignora sus problemas y niega su responsabilidad. Esta persona suele sentir poco bienestar y a veces declara no ser feliz.

Ya que hemos visto que el protagonista genera cambios y se hace cargo, y Sonja Lyubomirsky dice que podemos influir sobre un 40 por ciento en nuestra felicidad, entonces, ¿qué acciones desde mi 40 por ciento serían las que fomentarían mi felicidad?, ¿qué puedo hacer para potenciar los elementos del PERMA (Seligman) que contribuyan a mi crecimiento personal? Si ponemos en práctica estas actividades y realmente nos comprometemos con ellas, estaremos fomentando la felicidad en nuestras vidas. Nos estaremos haciendo cargo de generar cambios para acercarnos más a esa versión de vida que tanto anhelamos, y por ende, nos desarrollaremos como los individuos poderosos que somos.

 

La fuerza y el dominio lo tenemos cada uno de nosotros en nuestro interior, es sólo cuestión de atrevernos a mirarnos, a avanzar y a ampliar nuestra zona de aprendizaje.

¡Es posible, anímate, hazlo y verás resultados positivos en tu vida!


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